Hay muchos tipos de sacacorchos y, desde aquí, pretendo hacer una reflexión sobre el uso de cada uno de ellos. De aquellos que conozco y he probado, claro, centrándome en exponer sus ventajas e inconvenientes y las verdades y mentiras sobre los mismos.

Tipos de sacarcorchos

Sacacorchos de aire comprimido

Este tipo de sacacorchos basa su funcionamiento en que el corcho sale por la fuerza del aire que metemos en su interior a través de una aguja. En mi opinión es un método espectacular, pero peligroso: la botella puede reventar debido a la presión.

Sacacorchos de palanca

Basta con bajar y subir la palanca para que la espiral entre en el corcho y después salga con total facilidad. Sus grandes ventajas son la rapidez y facilidad del procedimiento, sin necesidad de hacer gran esfuerzo.

Sus principales inconvenientes son que ocupan bastante espacio por su robustez y que no permite parar antes de que la espiral traspase el corcho en su totalidad, por lo que pueden caer restos de corcho en el vino. No es un tipo de sacacorchos apropiado para corchos ancianos, ya que la espiral suele ser demasiado fina.

Sacacorchos en forma de T

El más simple, pero no por ello menos eficaz. Una espiral insertada en un material de diferente tipo, normalmente madera o metal, que poder agarrar con comodidad. Es muy básico y sencillo de utilizar, pero hace falta fuerza para abrir la botella. Una gran ventaja es el sonido del corcho al salir, completamente incomparable. ¡Olé!

Sacacorchos de alas

Al ir girando este tipo de sacacorchos se van levantando unas alas y, al bajarlas, hacen de palanca para que el corcho salga. Es algo aparatoso y la mayoría son de calidad muy baja, por lo que muchas veces no permite no traspasar el corcho en su totalidad, cayendo restos en el vino.

Sacacorchos de sommelier

  • Sacacorchos de sommelier de dos tiempos: Es el típico que se usa en hostelería. Pequeño, manejable, con corta cápsulas integrado, fácil de manejar y no hay que usar mucha fuerza. Es uno de mis preferidos.
  • Sacacorchos de sommelier de un tiempo: La diferencia con el anterior es que, en vez de tener dos apoyos, cuenta con solo uno en una altura intermedia. Cuando te acostumbras a este sistema es el que mejor tacto ofrece a la hora de abrir una botella, permitiéndote, incluso, conseguir abrir botellas con el corcho delicado.

Sacacorchos de láminas o bilama

Es el único tipo de sacacorchos, hasta ahora, que permite abrir una botella sin tener que perforar el corcho. Cuenta la leyenda que es el idóneo para abrir botellas ancianas, pero todo el que ha tenido la oportunidad de usarlo ha podido comprobar que plantea problemas.

Si el corcho es muy nuevo y la botella de baja calidad, las láminas pueden partir o astillar el cuello de la botella por la presión. Si el corcho es muy viejo, habrá perdido en parte su capacidad de expansión y lo más probable es que se meta dentro de la botella cuando metamos las láminas.

Sacacorchos Durand

Combina un sacacorchos en forma de T con un bilama. Primero metemos la espiral, de tal forma que la parte de arriba de la T impedirá que, al meter las laminas, el corcho se introduzca dentro de la botella. Junta las mejores ventajas de ambos, siendo este tipo de sacacorchos el ideal para abrir botellas ancianas. Hay que contar que el espiral traspasa en su totalidad el corcho en la mayoría de las ocasiones por lo que puede caer algún resto de corcho dentro del vino. 

Consideraciones finales sobre tipos de sacacorchos

Mi sacacorchos favorito es el de sommelier, tanto de uno como de dos tiempos, a partir de aquí voy a hacer una serie de consideraciones. 

Un sacacorchos bueno dura toda una vida, si lo tienes en casa, claro, si lo sacas el riesgo de pérdida es elevado.

Es muy interesante que el corta cápsulas sea de buena calidad, si es posible con un micro serrado en la hoja. En mi opinión, es el filo que mejor corta los diferentes materiales.

La empuñadura ha de ser ancha para se sea lo más ergonómico posible, evitando, además, que nos hagamos daño cuando tengamos que aplicar más fuerza. 

La espiral, en mi opinión, es el punto clave:

En primer lugar, ha de estar totalmente recta.

Una espiral fina hará que tengamos que usar menos fuerza para introducirla, pero a su vez hará que se pueda destrozar el corcho a la hora de sacarlo, sobre todo si es viejo. Si es gruesa, tendremos el efecto contrario. Lo ideal es un grosor intermedio con un recubrimiento que deslice lo mejor posible por el corcho. 

Un apunte que me parece muy interesante y que hay que tener en cuenta a la hora de comprar un sacacorchos: hay espirales de alta calidad que llevan una ranura en casi toda su longitud en medio del material. Esto puede parecer un tema menor, pero esta ranura ayuda a la penetración y lo que es más importante, hará que el corcho se fusione mucho mejor y de manera más clara con la espiral, teniendo mas superficie de contacto y, por tanto, tendremos muchas más opciones de sacar corchos delicados.

 

Nacho Jiménez